El Milagro Del Remanente Fiel

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Cuando Dios sacó a Elías de la cueva, le dijo al profeta lo que por su parte tenía que hacer (1 Rey. 19:15-17). Mas el Señor retuvo para Sí un derecho único, y este fue el de hacer que quedara un remanente fiel en Israel. Pues dijo: “ Y Yo haré que queden en Israel siete mil; todas rodillas que no se encorvaron a Baal, y bocas todas que no lo besaron” (Verso 18). Hasta este día, la divina opción de escoger a los integrantes del remanente fiel, es prerrogativa única del Señor.

Y así como lo hizo en la antigüedad (y hasta hoy lo está haciendo todavía en Israel, entre el pueblo Judío), lo ha hecho también en el transcurso de ya casi 20 siglos, y hasta hoy, en Su Iglesia. Durante todos los tiempos de la existencia de la raza humana, Dios nunca se ha quedado sin testigos fieles. Primeramente, lo fueron entre los patriarcas antediluvianos, y después del diluvio hasta Abraham, Isaac y Jacob, y después los ha tenido hasta hoy entre el pueblo de Israel.

En Su Iglesia, principió con Sus fieles apóstoles, y después de ellos, durante el transcurso de los siglos, ha caminado siempre por el milagro de Dios un remanente fiel que ha guardado con integridad “la fe que ha sido una vez dada a los santos” ( Jud. 3). ¿Quiénes han sido los integrantes de ese remanente fiel durante los siglos pasados? La historia los ignora, y cuando los menciona es para difamarlos.

El apóstol Pablo, describe perfectamente los distintivos que han caracterizado desde entonces y hasta hoy, a los verdaderos integrantes de este remanente fiel, empezando con la vida de él mismo: “Antes habiéndonos en todas cosas como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en alborotos, en trabajos, en vigilias, en ayunos; en castidad, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en Espíritu Santo, en amor fingido; en palabra verdad, en potencia de Dios, en armas de justicia a diestro y a siniestro; por honra y por deshonra, por infamia y por buena fama; como engañadores, mas hombres de verdad; COMO IGNORADOS, MAS CONOCIDOS; como muriendo, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como doloridos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo” (2 Cor. 6:4-10). Y enfatizando en uno de esos distintivos, “como ignorados” (verso 9), pero también agrega, “mas conocidos”, “SIENDO CONOCIDOS DE DIOS” (Gál. 4:9).

Hoy, en medio de esta monumental “Babilonia espiritual” (Ap. 18:1-4) que prevalece entre el profesante cristianismo, “conoce el Señor a los que son Suyos” (2 Tim. 2:19). Y así, Dios ha seguido obrando el milagro en los sentimientos y en las mentes de Sus hijos que le aman, que son sinceros y humildes de corazón (Mt. 11:29), para que ese remanente fiel permanezca siendo testigo fiel del verdadero Evangelio.

El apóstol Pedro, aconseja sabiamente a los integrantes de este remanente: “Santif icad al Señor Dios en vuestros corazones, y estad siempre aparejados para responder con mansedumbre y reverencia a cada uno que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros” (1 Ped. 3:15). Pues al cristiano fiel,no solamente lo distingue lo que sabe, mas el espíritu humilde que mora en él, y el grado de amor de Dios que lo mueve en todas las acciones de su vida.

Viene pronto ya el día en que, “echaréis de ver la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve” (Mal. 3:18).

Dios os bendiga y abra vuestro entendimiento a Su Palabra.

Pastor Efraim Valverde Sr.

 

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