Su Entendimiento
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- Publicado: Miércoles, 05 Marzo 2014 07:20
Todos los días usamos los cinco sentidos (vista, gusto, olfato, tacto y oído) para obtener una conclusión de observación o exanimación. El resultado de estas observaciones o exanimaciones es lo que entendemos. Y Por medio de estos sentidos que Dios, en Su infinita sabiduría, incorporó en nuestros cuerpos humanos, entendemos mucho de lo terrenal, lo visible alrededor de nosotros. Sin embargo, hay aún cosas que podemos ver, pero que no podemos entender sin tener Su entendimiento.
El Apóstol Pablo nos dice también que: “El hombre animal no percibe ni entiende las cosas que son del Espíritu de Dios, porque le son locura; y no las puede entender, porque se han de examinar espiritualmente” (1 Cor. 2:14). Enseguida nos dice en el versículo 16, que: “¿Quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruyó? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.” ¡Gloria a Dios! Es entonces por medio de Su Mente o Espíritu que Él nos da, que podemos percibir o entender las cosas que son secretas y ocultas a nuestros sentidos naturales. “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios; mas las reveladas (de sus cosas secretas) son para nosotros y nuestros hijos por siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley” (Deut. 29:29). “Empero sabemos que el Hijo de Dios es venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero, y estamos en el verdadero; en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (1 Juan 5:20).
La definición de la palabra entendimiento en el Diccionario Enciclopédico Larousse es: Inteligencia, facultad de comprender y de conocer juicio, aptitud para comprender. El Diccionario Webster dice que es un proceso mental, comprensión. La palabra en griego es “dianoian”, quiere decir pensamiento profundo, espíritu, mente. Bajo esta luz, la escritura aludida dice que Él nos ha dado inteligencia, facultad y aptitud para comprender, un nuevo proceso mental, un espíritu y mente que es nada menos que Su mente para entender no sólo de esta escritura, de que Jesucristo es el verdadero Dios y la vida eterna, sino también para todo lo demás que Él desea revelar. Él nos ha dado su mente (entendimiento).
Detente a meditar en esto un poco, que el Dios y creador del universo te ha dado como su hijo (el interior no tiene sexo) Su mente, para conocer Sus cosas. Estamos hablando de las cosas secretas, divinas, sagradas y eternas de Dios. “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo. Tenemos empero este tesoro en vasos de barro, para que la alteza del poder sea de Dios, y no de nosotros” ( 2 Cor. 4:6-7).
¿Podemos entender todo lo que piensa y entiende Dios? (Rom. 11:33) Claro que no. Hay limitaciones en nuestra humanidad en que habitamos como hijos de Dios, pero un día pronto, cuando seremos semejantes a Él (1 Juan 3:2) vamos a conocer todo lo que hoy no podemos entender aquí. Sin embargo, todo lo que Él nos ha permitido entender y lo que ha de hacernos entender de Él aquí, es maravilloso.
El Señor dice en Juan 15:15 que el siervo no tiene ningún negocio de conocer lo que hace y menos lo que piensa su maestro. No obstante, a los que le obedecen, los llama amigos y les da a conocer Sus propósitos, planes, secretos, etc. Cuando uno desea compartir lo mismo, ¿con quién o quiénes busca compartirlo? ¿Con extraños? ¡NO! Busca compartirlo con sus amigos.
Que privilegio de poder ser contados con Abraham, quien fue llamado amigo de Dios porque obedeció, siendo su obediencia el resultado de su fe. “Cosas que ojo no vio, ni oreja oyó. Ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman. Empero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios” (1Cor. 2:9-10). No solamente lo que nos espera cuando Él venga, mas aquí hay cosas que muchos no han visto, que nunca han oído y que nunca han subido (entrado, pasado) en sus corazones. Comenzando con entender que Dios es uno y uno es Su nombre, el Dios del antiguo testamento revelado en el nuevo testamento. También entender realmente que la Iglesia del Señor Jesús no se reduce a un grupo u organización. Así como entender quién es Israel y nuestra parte con el Pueblo de Dios y mucho más, para que podamos apreciar y vivir en este siglo templada, justa y píamente, y para compartirlo con otros con mansedumbre.
Cuando el Señor nos da entendimiento, no es para jactarnos o gloriarnos, porque esto no es de nosotros, sino tesoros en vasos de barro (2 Cor. 4:6-7). No es por nuestras propias facultades, sino porque Él nos abre nuestro entendimiento para que podamos entender las Escrituras, como lo hizo con sus discípulos en Lucas 24:45.
En Los Hechos de los apóstoles (4:13), los supuestamente sabios reconocieron que lo que tenían Pedro y Juan, hombres sin letras y del vulgo, venía porque habían estado con Jesús (1 Cor. 2:26-31). En Mateo 16, cuando el Señor Jesús les pregunta a sus discípulos: “¿Quién decís que soy yo?” Pedro le responde correctamente. Nuestro Señor Jesús le dice algo que es para nosotros también cuando podemos entender. “Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre sino mi Padre que está en los cielos.” Bienaventurados somos cuando Dios nos da para entender de Su palabra y cuando damos toda la honra, gloria y crédito a Él porque nos ha dado entendimiento.
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