Reloj de Dios - Enero, 2017
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- Publicado: Viernes, 13 Enero 2017 14:29
En el año 2016, la Asamblea General de la ONU adoptó 20 resoluciones en contra de Israel y sólo cuatro para el resto del mundo, una para Corea del Norte, una para Siria, otra para Irán y una para Rusia.
La Organización Mundial de la Salud condenó a Israel como “el único violador del mundo de la salud mental, física y ambiental”. Las mujeres de la ONU castigaron a Israel como el “único violador del mundo de los derechos de la mujer”, y no hizo ninguna mención sobre las prácticas misóginas (odio a la mujer) que se realizan en Arabia Saudita, Pakistán, Afganistán, Irán y otras sociedades que oprimen a las mujeres. Así también, la Organización Internacional del Trabajo, condenó a Israel como “el único violador de los derechos laborales”.
La UNESCO, que se encarga de salvaguardar la historia y los sitios del patrimonio mundial, adoptó una “Resolución”, condenando a Israel por “participar en acciones agresivas” en la Ciudad Antigua de Jerusalem. Y refiriéndose al sitio más sagrado del judaísmo, el Monte del Templo y el Muro de los Lamentos, ahora únicamente se les podrá llamar por nombres islámicos: “Haram al-Sharif”, “Al Aqsa Mosque” y “Al-Buraq Plaza”, negando de esta manera miles de años de herencia judía y cristiana. El “Buraq” es el caballo alado que, según la tradición islámica, “el profeta Mahoma montó durante la noche de la ascensión al cielo”.
El 23 de diciembre de 2016 Nueva Zelanda, Malasia, Senegal y Venezuela presentaron la “Resolución 2334” al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Y Estados Unidos detuvo su voto, lo que es igual a que si él hubiera votado a favor. Las otras 14 naciones que componen el Consejo de Seguridad votaron a favor de esta resolución, Reino Unido, Japón, Francia, España, Rusia, China, Angola, Egipto, Malasia, Nueva Zelanda, Senegal, Ucrania, Uruguay y Venezuela.
Esta “Resolución” declara no reconocer a la Ciudad Antigua de Jerusalem, a Judea y a Samaria como parte de Israel, territorios que fueron capturados por Israel en su defensa frente a Egipto, Siria y Jordania, en la milagrosa guerra de los seis días en junio del 1967. Con esta resolución, el Consejo de Seguridad condenó a Israel conforme a las Leyes Internacionales, llamando a todas las construcciones de viviendas en Jerusalem, Judea y Samaria una “violación flagrante” y “amenaza” para la estabilidad, la paz y la seguridad de Medio Oriente y del mundo. Además, está demandando a Israel que cese inmediatamente toda construcción en estos territorios.
De las resoluciones que se han adoptado en la ONU en este año, y aun en los años anteriores, la más seria y peligrosa es la “Resolución 2334”. Esta resolución, sobre todo, niega y rechaza a Jerusalem como capital eterna de Israel.
El presidente de Estados Unidos Barack Obama, y su administración, cambiaron drásticamente en la postura que Estados Unidos ha mantenido para proteger a Israel en el ámbito mundial de la ONU. Este cambio no es un accidente, sino que es nada menos que un paso muy significativo en las últimas cosas que están por cumplirse en el tiempo de Dios, para cumplir Sus propósitos maravillosos para Israel y para Su Iglesia.
Israel declara que tiene pruebas irrefutables de que Estados Unidos no sólo apoyó esta resolución, sino que también la maquinaron y fueron ellos mismos quienes prepararon el marco y el corazón de ella. Esta es una emboscada de parte de Estados Unidos, es cual una puñalada para Israel, pues desde el establecimiento del moderno Estado hasta el día de hoy no se había visto nada semejante a lo ocurrido. Esperemos ahora qué es lo que va a seguir en los siguientes días.
“Y bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré: y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gn. 12:3). Hay una maldición sobre las naciones cuya votación negó el derecho de Israel sobre Jerusalem, Judea y Samaria (supuestamente llamado “Cisjordania”), la Pared de los Lamentos y el Monte Moriah. Estados Unidos también tiene maldición sobre su cabeza y tiene sangre sobres sus manos, porque pudiendo haber detenido esta resolución con su poder de “veto”, no lo hizo.
El hecho de que la Pared de los Lamentos y el Monte Moriah (el Monte del Templo) están en la Ciudad Antigua de Jerusalem, los hace también “territorios ilegalmente ocupados” por Israel “según” la Ley Internacional de las Naciones Unidas. Y considera al corazón de Israel (Jerusalem) y al corazón de Jerusalem (el Monte Moriah y la Pared de los Lamentos), como territorios de un pueblo inventado, llamados supuestamente “Palestinos” (en la siguiente edición, primero Dios, escribiré sobre esto).
Días después de ser adoptada la “Resolución 2334”, John Kerry, el Secretario de Estado de Estados Unidos, defendió la postura de la administración por abstenerse en la votación. Y además, declaró: “Israel puede ser Judío o democrático, no puede ser ambos, si la elección es de solo un Estado, nunca estará realmente en paz”. Lo que quiso decir el Secretario de Estado es que si Israel quiere paz permanente no puede estar entre ser Judío (refiriéndose a las promesas bíblicas a los Judíos) y ser democrático, que tienen que escoger uno de los dos. Y si quieren paz permanente tiene que dejar de ser Judíos y escoger ser democráticos. ¡Eso jamás acontecerá! Agregó además, diciendo, que ya basta de que Israel esté deteniendo la paz y obrando solamente hacia la visión de solo un estado de Israel y no hacia la solución de dos estados (un estado Palestino y un estado Judío), y que el tiempo ha llegado de realizar la solución de dos estados.
La reacción del primer ministro, Benjamín Netanyahu, sobre esta resolución y sobre las acusaciones de John Kerry fue de una firmeza de parte del Todopoderoso Dios de Israel. Declaró que no se sujetarán a esta resolución o a cualquier otra que niegue a Jerusalem como capital eterna de Israel y que ponga en amenaza o en peligro la seguridad y la existencia del estado. Declaró además que las construcciones de viviendas para los Judíos continuarán en la tierra de Israel, y que ¡no cesarán! Que el Señor siga dando esta convicción y determinación al primer ministro de Israel.
“Porque Yo reuniré todas las naciones (¿Naciones Unidas?) en batalla contra Jerusalem (la ciudad unificada compuesta por Jerusalem Moderna y Jerusalem Antigua); y la ciudad será tomada, y saqueadas serán las casas, y forzadas las mujeres: y la mitad de la ciudad (la Ciudad Antigua de Jerusalem) irá en cautiverio, mas el resto del pueblo no será talado de la ciudad” (Zc. 14:2). Con esta resolución se toma un paso gigantesco hacia el cumplimiento total de esta profecía. Y digo total, porque esta profecía ha estado cumpliéndose en etapas, donde el mundo se ha reunido contra Israel diplomáticamente, lo cual no ha tenido resultados ni los tendrá. Esta convicción del Señor está encendiendo a ira a las naciones para reunir a los ejércitos más poderosos del mundo “...contra Judá (Judíos), y contra Jerusalem (Ciudad Antigua)” (Zc. 12:2).
El día que se menciona en Zacarías 14:2 está muy cerca, y cuando este día llegue, se cumplirá lo siguiente: “Después saldrá el Señor, y peleará con aquellas gentes (naciones), como peleó el día de la batalla. Y afirmaránse Sus pies en aquel día sobre el monte de las Olivas, que está en frente de Jerusalem a la parte de oriente: y el monte de las Olivas, se partirá por medio de sí hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un muy grande valle; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el mediodía. Y huiréis al valle de los montes; porque el valle de los montes llegará hasta Hasal; y huiréis de la manera que huisteis por causa del terremoto en los días de Uzzías, rey de Judá: y vendrá el Señor mi Dios, y con Él todos los santos. Y acontecerá que en ese día no habrá luz clara, ni oscura. Y será un día, el cual es conocido del Señor, que ni será día ni noche; mas acontecerá que al tiempo de la tarde habrá luz. Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalem aguas vivas; la mitad de ellas hacia la mar oriental, y la otra mitad hacia la mar occidental, en verano y en invierno. Y el Señor será Rey sobre toda la tierra. En aquel día el Señor será Uno, y Uno Su Nombre” (Zc. 14:3-9).
Ciertamente que estamos ya en el fin del último tiempo. Estamos en el tercer mes del año Hebreo 5777 (igual a Gracia Perfecta) y en los primeros días del año 2017 del calendario gregoriano. Lo que sigue es el cumplimiento de lo más portentoso y sobresaliente desde la primera manifestación de Cristo el Señor, Su ministerio, muerte, resurrección, ascensión, derramamiento de Su Espíritu, captura de Jerusalem, destrucción del Templo y esparcimiento del pueblo Judío.
En este año 2017 se cumplirán 120 años (igual al Maestro, Señor de vida, victoria) desde el histórico y profético primer congreso sionista en Basilea, Suiza el 29 de agosto de 1987. Al igual, en este año se cumplirán 100 años (igual a coronación, Divinidad, Dios de destino) desde la histórica y profética Declaración Balfour el 2 de noviembre de 1917, la cual instigó el históricamente reconocido regreso oficial a la Tierra Santa con la esperanza de un día ser una nación de nuevo. Además, en este año, se cumplirán 70 años (7 perfecto, diez cumplimientos) desde el milagroso y profético cumplimiento de Isaías 66:8, “¿Nacerá una nación de una vez (en un día)?”. La cual respuesta fue contestada el 29 de noviembre de 1947. Y finalmente, el día 7 de julio de 1967, se cumplirán 50 años (igual a conclusión de Jubileo, Pentecostés, derramamiento del Espíritu) desde la reunificación de Jerusalem.
¿Veremos pronto a la Gracia Perfecta, al Maestro Señor de vida con victoria? ¿Veremos la Divinidad, al Dios de nuestro destino, coronación de los hijos de Dios? ¿El perfecto cumplimiento o cumplimiento en perfección? ¿Un Pentecostés, derramamiento, conclusión del tiempo de cancelación de deudas y liberación de cárceles espirituales? Sólo Dios es quien lo sabe.
Qué más se puede decir, que de seguro estamos en los últimos segundos, del último minuto, de la última hora del Reloj de Dios. ¡Oh Señor, ayúdanos a estar preparados, a anunciar y ayudar a preparar a otros, comenzando con los de nuestra propia casa!
Dios te bendiga.
Pastor Efraim Valverde III.